| Entre las substancias, unas son admitidas por todos, mientras que
acerca de otras se han manifestado algunos particularmente. Son generalmente
admitidas las substancias físicas, como el Fuego, la Tierra, el Agua, el Aire y
los demás cuerpos simples, y también las plantas y sus partes, y los animales y
las partes de los animales, y, finalmente, el Cielo y las partes del Cielo. Y
particularmente dicen algunos que son substancias las Especies y las Cosas
matemáticas [...]. Pero tratemos ahora de las substancias reconocidas por todos.
Y éstas son las sensibles. Todas las
substancias sensibles tienen materia. Y es substancia el sujeto, en un sentido
la materia (al decir materia me refiero a la que, no siendo en acto algo
determinado, es en potencia algo determinado), y en otro sentido el enunciado y
la forma, lo que, siendo algo determinado, es separable por el enunciado; y, en
tercer lugar, el compuesto de ambas cosas, el único del que hay generación y
corrupción y es plenamente separable [...]. Y es evidente
que también la materia es substancia; pues en todos los cambios opuestos hay
algo que es el sujeto de los cambios; por ejemplo, en cuanto al lugar, lo que
ahora está aquí y después allí, y, en cuanto al crecimiento, lo que ahora es de
tal tamaño y luego menor o mayor, y, en cuanto a la alteración, lo que ahora
está sano y después enfermo; e igualmente, en cuanto a la substancia, lo que
ahora está en generación y luego en corrupción, y ahora es sujeto como algo
determinado y luego sujeto en el sentido de la privación. Aristóteles, Metafísica,
libro VIII, 1042a |