| Hay una ciencia que contempla el Ente en cuanto Ente y lo
que le corresponde de suyo. Y esta ciencia no se identifica con ninguna de las
llamadas particulares, pues ninguna de las otras especula en general acerca del
Ente en cuanto Ente, sino que, habiendo separado alguna parte de él, consideran
los accidentes de ésta; por ejemplo las ciencias matemáticas. [...] Nosotros
debemos comprender las primeras causas del Ente en cuanto ente.
Pero el ente se dice en varios sentidos, aunque en orden a una
sola cosa y a cierta naturaleza única, y no equívocamente, sino como se dice
también todo lo sano en orden a la sanidad: esto, porque la conserva; aquello,
porque la produce; lo otro, porque es signo de sanidad, y lo de más allá porque
es capaz de recibirla [...]; y de manera semejante a éstas hallaremos que se
dicen también otras cosas. Así también el Ente se dice de varios modos; pero
todo ente se dice en orden a un solo principio. Unos en efecto se dicen entes
porque son substancias; otros, porque son afecciones de la substancia; otros,
porque son camino hacia la substancia, o corrupciones o privaciones o
cualidades de la substancia, o porque producen o generan a la substancia o las cosas
dichas en orden a la substancia, o porque son negaciones de algunas de estas
cosas o de la substancia. Por eso también decimos que el No-ente es No-ente.
Pues bien, así como de todo lo sano hay una sola ciencia, igualmente sucede
esto también en las demás cosas [...]. Es, pues, evidente que también pertenece
a una sola ciencia contemplar los entes en cuanto entes. Pero siempre la
ciencia trata propiamente de lo primero, y de aquello de lo que dependen las
demás cosas y por lo cual se dicen. Por consiguiente, si esto es la substancia,
de las substancias tendrá que conocer los principios y las causas el filósofo.
Aristóteles, Metafísica, IV, 1003a-b.
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