Unitat 1. Text 1

En un principio mito y logos no se oponen —el logos es hierós logos: narración sagrada que recoge las gestas de los héroes y la vida de los dioses—. Poco a poco, el logos se va transformando [...]. Una serie de transformaciones sirvieron de condición de posibilidad para esta mutación.

En primer lugar, el descubrimiento de la escritura. Con la invasión de los dorios, la antigua escritura silábica de los minoico-micénicos (lineal B), ejercida con fines de registro por una casta de escribas, desaparece. Hacia el siglo VIII, lo griegos recogen el alfabeto fenicio, lo modifican (dotándolo de vocales) e inauguran la escritura fonética.

La escritura fonética desplaza lo secreto y lo hace público: no es un registro en un código propio de los escribas, sino que permite escribir tal como se habla. Así, el paso de lo oral a lo escrito tiene una importancia fundamental en el nacimiento del logos. Añádase a lo anterior la incorporación del artículo neutro tò (lo), que permite un mecanismo de substantivación y abstracción (lo caliente, lo húmedo, lo bueno...) y la importación del papiro de Egipto [...], que posibilitaría la circulación cómoda de la escritura […].

[En segundo lugar], las técnicas geométricas y astronómicas, importadas de Egipto y Babilonia por los primeros filósofos y despojadas de todo contenido religioso, permiten una ubicación laica del hombre en la realidad —un sistema de referencias continuo sobre el espacio y el tiempo […]—. La geometría brindará un modelo de mecanismo de abstracción […]; la astronomía posibilitará un principio general de ubicación: en el espacio (por ejemplo, en la navegación) y en el tiempo (mediante el establecimiento de un calendario).

 

M. Morey, Los presocráticos. Del mito al logos.